La moda, indudablemente, se basa en tendencias. Estas, en constante evolución, nos llevan a tener un ritmo de consumo frenético en el que la ropa parece desactualizarse casi de forma inmediata.

Una dinámica en la que el consumo exagerado entra en juego y que nos lleva muchas veces a pensar “no tengo nada que ponerme” hasta un armario repleto de ropa. Es por ello que en mitad de esta cultura rápida, surgen propuestas que escogen diseñar prendas cuya vida se alarga de forma indefinida.

 

Una moda mucho más estable, capaz de pasar de mantenerse como básica y que también responde ante la sostenibilidad, ya que la industria textil es una de las más contaminantes. De este modo cada vez se defiende más la moda sostenible a través de formas como el slow fashion.

Según la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, una de las metas establecidas es la producción y el consumo responsables, algo a lo que contribuyen las empresas que se dedican a fomentar el slow fashion.

Así, esta alternativa sostenible repiensa la cadena de producción desde una perspectiva que defiende la economía circular y la disminución del consumismo.

De este modo nacen firmas como Malne, especializada en crear moda de lujo a partir de colecciones limitadas e identificada con ese concepto de slow fashion. Creada por los profesionales del sector Paloma Álvarez y Juanjo Mánez (ambos con una larga experiencia como diseñadores y directores creativos de importantes desfiles en MBMFW y MFSHOWMEN), su marca ofrece prendas en las que invertir con la mirada puesta en el futuro. Capaces de soportar el uso continuo sin perder su forma o deteriorarse rápidamente, cuentan con una increíble durabilidad que permite que las piezas pueden pasar así de madres a hijas.

Prendas básicas que hacen las veces de fondo de armario y en las que merece la pena invertir, ya que aunque pase el tiempo, ellas no pasan de moda. Un método con el que mantener durante muchos años nuestra vestimenta diaria y con el que se reduce la necesidad de reemplazar lo que tenemos en el guardarropa con frecuencia.

Además, una de las mayores ventajas de este tipo de ropa es la creatividad que conlleva. Al definirse por un diseño clásico y neutral, facilitan su adaptación a diferentes ocasiones y estilos. Combinaciones infinitas que pueden expresar de manera más auténtica el estilo personal de cada uno y que son el cimiento para incluir accesorios y elementos de una mayor actualidad. 

Es el caso de sus americanas, con amplias hombreras y de corte unisex, aptas tanto para ir al trabajo como para salir o sus pantalones estilo flare, habituales en el ya cíclico sistema de la moda.

Algo que cobra aún más significado cuando se convierte en herencia familiar:  historias, recuerdos y emociones que están presentes en cada una de ellas al pasar de generación en generación. Un cariño especial que conecta con nuestros seres queridos y nuestras raíces.