Con el final de agosto llega ese momento en que la ciudad recupera su ritmo y, con él, las ganas de dejarnos sorprender por nuevos sabores.

Volver a Madrid no solo significa reencontrarse con sus calles y su energía, sino también con la oportunidad de descubrir propuestas gastronómicas que marcan la temporada. Entre ellas, destaca la llegada de La Cuadra de Salvador, el emblemático steakhouse limeño que aterriza en la capital con una promesa clara: cortes de carne premium, tradición peruana y una historia que va más allá de la mesa.

UN HOMENAJE QUE CRUZÓ FRONTERAS

Nacido en Lima en 2013 como un tributo familiar a Salvador, figura entrañable para sus fundadores, La Cuadra de Salvador ha crecido hasta consolidar cuatro locales en Perú. Ahora, en 2025, da su primer salto internacional eligiendo como destino el corazón del barrio de Las Cortes, en la calle de los Madrazo 10. Un enclave donde el legado familiar se convierte en experiencia gastronómica.

“Queríamos rendir homenaje a nuestras raíces y conectar con la gran comunidad peruana que vive aquí”, explica Pedro Pablo Pazos, CEO del grupo. De esta forma, Madrid se convierte en el primer escenario europeo de una marca que entiende la gastronomía como identidad, memoria y pasión.

 

UNA FILOSOFÍA QUE NACE EN LA PARRILLA

La Cuadra de Salvador convierte la carne en el eje de su propuesta diaria. La cocina gira en torno a cortes de prestigio internacional como el Black Angus USDA Prime (una categoría que solo alcanza el 9% de la carne estadounidense), el chuletón de buey gallego madurado durante 60 días o el exquisito wagyu japonés A5. Pero más allá del producto, lo que define esta casa es la técnica.

El secreto está en su horno broiler, una parrilla de alta temperatura que alcanza los 600 ºC, sella la carne en cuestión de minutos y potencia su jugosidad sin necesidad de carbón ni leña. Esta tecnología, habitual en Norteamérica pero poco común en Europa, permite una cocción precisa y un sabor inconfundible.

“Lo que realmente nos diferencia es cómo tratamos la carne desde el origen hasta que llega al plato. Apostamos por cortes como el USDA Prime y aplicamos una maduración controlada con tecnología que muy pocos tienen. El resultado es una textura más tierna, un sabor más profundo y una experiencia que se nota desde el primer bocado”, explica el chef ejecutivo de La Cuadra de Salvador.

PRODUCTO, TÉCNICA Y SABOR EN PERFECTO EQUILIBRIO

La carta ofrece hasta doce cortes diferentes, desde clásicos como el lomo alto, la entraña o la picaña, hasta piezas de gran formato como el porterhouse, el asado de tira o el tomahawk (también disponible flambeado con whisky). Cada uno de ellos se acompaña de guarniciones que respetan la esencia peruana y realzan el perfil del producto.

Entre los platos más emblemáticos destacan los anticuchos de Salvador, el lomo saltado y el ossobuco al maíz morado: ejemplos claros de cómo la tradición peruana convive con técnicas modernas sin perder su alma.

Y para maridar, más de 150 referencias en bodega. Cada vino ha sido seleccionado por su capacidad para complementar los matices de los cortes: un Pintia 2018 para un porterhouse, un Emilio Moro Crianza o un Hacienda Monasterio para cortes con más infiltración grasa, y tintos más suaves para carnes delicadas como el solomillo.

“Nuestro objetivo no es solo tener buenos vinos, sino ofrecer el maridaje adecuado para cada plato. Un buen vino puede resaltar una carne, suavizar sus matices o incluso transformar la experiencia completa. Buscamos ese equilibrio en cada recomendación”, explica el equipo de sumillería del restaurante.

UN ESCENARIO PENSADO PARA EL DISFRUTE

Ubicado en un edificio histórico, el restaurante conserva el encanto de la arquitectura clásica madrileña. Madera, cuero y hierro forjado dan forma a un interior elegante y acogedor, donde el diseño respeta la identidad del lugar. Distribuido en dos plantas, cuenta con una cocina vista que convierte el servicio en un espectáculo culinario en vivo.

Además de su amplio salón principal, La Cuadra de Salvador ofrece un reservado con barra propia para celebraciones privadas, y una barra social concebida como punto de encuentro para disfrutar de su cuidada coctelería de autor. Aquí, el pisco (en todas sus variantes) es protagonista, junto a ginebras, whiskies y destilados peruanos como el premiado Black Whiskey, elegido en 2023 como el mejor del mundo.

Las reinterpretaciones del pisco sour, con toques contemporáneos y guiños a su origen andino, cierran una experiencia que va mucho más allá del plato que elevan la experiencia a un nivel excepcional.

Tradición, técnica, excelencia en producto y una visión clara: convertir cada comida en un viaje sensorial. La Cuadra de Salvador no solo conquista por su carne, sino por la forma en la que la sirve, la respeta y la acompaña. Una propuesta sólida, con alma limeña y vocación internacional, que ya se ha ganado un lugar destacado en el mapa gastronómico madrileño. ¿No os parece la mejor manera de cerrar las vacaciones?

Os dejamos el contacto, estamos convencidos que os va a encantar:

WEB LA CUADRA DE SALVADOR