La inspiración de esta vela surge de un encuentro estético y espiritual con la catedral de Cracovia, en Polonia. Al entrar, por casualidad en la catedral, descubrimos una arquitectura neogótica y renacentista de una belleza sobrecogedora: bóvedas en azul medianoche, tallas de madera y pinturas barrocas.

Llenos de emoción por la reapertura de Notre-Dame de París, este momento de gracia nos hizo querer compartir esta bóveda celestial, propicia para la meditación y la introspección. Una fragancia puede ser un vehículo para una meditación intensa y, cuando se convierte en el alma de un objeto decorativo, la magia aparece. 

Céleste
Edición limitada

La vela Céleste y el difusor de fragancia están decorados con una serigrafía en azul profundo y oro de 24 quilates, que recuerda la arquitectura de la bóveda celestial de lacatedral de Cracovia.

El diseño es una interpretación de la nave: un techo ojival, pintado sobre un fondo azul y salpicado de pequeñas estrellas doradas. El decorado se coloca alrededor del vidrio como puertas imaginarias que se abren al cielo.

Más profana que religiosa, la estética de este objeto olfativo nos lleva a descubrir una fragancia cuyas notas amaderadas de incienso invitan a la meditación.

El cedro y el ámbar aportan a la fragancia una identidad amaderada maravillosa, ideal para las noches de invierno, cuando la luz del día escasea. La llama anima el decorado y sugiere un ensueño, invitándonos a conectar con nuestro lado espiritual.