Hay cabellos que piden un respiro. Melenas castigadas por el estrés, la contaminación o los cambios de estación que han perdido su brillo y su fuerza. A veces, basta con mirarlas y sentir cómo se resisten al peine, cómo el tacto ha perdido suavidad o cómo el color ha perdido luminosidad. En esos momentos, lo que necesitan no es solo un tratamiento, sino atención, calma y manos expertas que sepan devolverles la vida. Ese es el propósito de Alex Sestelo, el salón madrileño donde el cuidado capilar se convierte en un auténtico ritual de reparación y bienestar.

¡¡¡Aquí, el cabello se trata con la misma delicadeza con la que se cuida la piel. Cada diagnóstico es personalizado y cada gesto, medido!!!

El equipo de coloristas y estilistas entiende que no todos los cabellos toleran lo mismo, algunos necesitan un descanso, otros una dosis de nutrición profunda, y otros simplemente aprender a respirar de nuevo. Ségun Alex Sestelo «la prioridad es restaurar la salud capilar antes de transformarla, porque solo un cabello sano puede lucir bonito».

Y antes de que llegue esa transformación, hay un momento clave, darse cuenta de que el cabello no está bien. Que el color ha perdido su luz, que las puntas se quiebran con facilidad o que el tacto ya no es el mismo.

Reconocerlo es el primer paso hacia el cambio ( parece un tópico, o una cita de grupos con problemas, pero en realidad es así).  Solo cuando se acepta que el cabello necesita cuidados especiales se puede confiar en las manos de profesionales que saben exactamente cómo devolverle su fuerza y su brillo. Este reconocimiento inicial se convierte en un acto de cuidado consciente, una forma de asumir que merecemos dedicar tiempo y mimo a nuestra melena.

Desde el primer minuto se percibe que la experiencia es distinta. El equipo de coloristas de Alex Sestelo no aplica un tinte sin antes analizar a fondo la melena, la textura, el historial de color, la sensibilidad del cuero cabelludo y hasta la luz natural de la piel. Cada cabello tiene su propio ritmo, y teñirlo sin escuchar sus necesidades sería romper esa armonía. Aquí, el color no es un procedimiento automático, sino una conversación silenciosa entre el producto, la fibra capilar y el profesional.

El color se trabaja con productos de alta calidad, fórmulas con pigmentos puros y activos tratantes que respetan la fibra y evitan la oxidación prematura. No hay sobrecarga de producto ni agresión innecesaria, solo la cantidad justa donde realmente se necesita.

Este cuidado preciso asegura que la melena no solo luzca un tono perfecto, sino que se mantenga saludable y vibrante. Teñir solo lo que hace falta es un gesto técnico (se busca esa cana rebelde con paciencia) que marca la diferencia entre un cabello que se ve vivo y otro que se ve opaco o castigado.

Mientras el color actúa, el ambiente invita a desconectar. Aromas suaves, atención personalizada,  iluminación cálida, un café, un té o una coca-cola…. Todo envuelve el espacio, transformando la cita en una experiencia sensorial completa ¡Una lujazo!

El lavado incluye un masaje capilar que libera tensiones y estimula la microcirculación, preparando el cuero cabelludo para recibir el tratamiento siguiente. Cada detalle está pensado para que la melena y la mente respiren al mismo tiempo, creando un efecto terapéutico casi invisible pero profundamente perceptible.

Cuando el cabello llega dañado, apagado o sobrecargado, en Alex Sestelo cuentan con una amplia gama de tratamientos reparadores diseñados para devolverle la vitalidad. Desde rituales hidratantes hasta protocolos reconstructores como el Luxury que actúan desde el interior de la fibra.  Cada gesto tiene un propósito y es el de restaurar, nutrir y proteger, para que el cabello pueda recibir el color de la manera más segura y duradera posible.

Porque como bien dice Alex Sestelo » No hay color bonito sin una base sana» . Además si el cabello lo necesita, el corte no se percibe como una pérdida, sino como un acto de renovación y ahí están las manos y las tijeras de Alex. Sellar las puntas, corregir la forma o eliminar la parte más castigada puede ser la clave para que el color luzca intenso y la melena recupere movimiento y ligereza. Aquí, cortar es mimar, no sacrificar.

Y entonces ocurre lo que solo puede suceder en manos de un profesional con experiencia, te das cuenta del cambio. La melena que parecía apagada y sin vida empieza a moverse con soltura. El color refleja la luz de forma natural, la textura se suaviza y el cabello parece respirar de nuevo. Esa sensación no es solo visual, sino también táctil. Pasar los dedos por la melena se convierte en un placer y uno se da cuenta, por primera vez en mucho tiempo, de cómo debería sentirse siempre el cabello. Es un momento de reconocimiento, de lo que estaba mal y de lo que ahora ha vuelto a la vida gracias al cuidado experto.

El resultado final es un cabello con cuerpo, brillo y movimiento natural; un color que evoluciona con elegancia y fuerza, y una sensación de ligereza que va más allá de la melena.

Salir del salón Alex Sestelo no es solo ver un cambio estético, es volver a reconocerte frente al espejo, sentir que tu cabello te acompaña y respira contigo, y que finalmente ha recibido el mimo que necesitaba.

En tiempos de prisa y rutina, encontrar un lugar donde el color se trabaje con calma, precisión y respeto es un auténtico lujo.

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