Durante años, el dilema en los gimnasios ha sido el mismo: ¿Cardio para quemar calorías o fuerza para construir músculo? Un nuevo análisis de JG fitness desvela que el entrenamiento concurrente es la fórmula más inteligente y eficaz para optimizar la pérdida de grasa, proteger la masa muscular y asegurar resultados estéticos y de salud a largo plazo.

El entrenamiento de cardio —como correr, nadar o montar en bicicleta— ayuda a quemar calorías durante el ejercicio y mejora la resistencia cardiovascular. Por su parte, el entrenamiento de fuerza —ya sea con pesas, bandas o el propio peso corporal— estimula el crecimiento y mantenimiento muscular, lo que aumenta el metabolismo basal y favorece la quema de grasa incluso en reposo.

“Ambos tipos de entrenamiento son eficaces, pero actúan de manera diferente sobre el cuerpo. La combinación adecuada puede marcar la diferencia entre perder peso y transformar realmente la composición corporal”, explica Ada Rodríguez, entrenadora personal de JG fitness.

Cardio: un clásico con efectos inmediatos (pero limitados)

El entrenamiento cardiovascular genera un alto gasto energético durante la sesión, lo que lo convierte en un aliado eficaz para quienes buscan resultados rápidos. Sin embargo, el efecto post-entrenamiento es limitado, y si no se acompaña de trabajo de fuerza, puede provocar pérdida de masa muscular.

Desde JG fitness apuntan que las rutinas de alta intensidad (HIIT) pueden ser una alternativa interesante, ya que mantienen activo el metabolismo durante horas después del ejercicio, aunque requieren una base física previa para practicarse de forma segura.

Fuerza: el secreto del metabolismo a largo plazo

El entrenamiento de fuerza (pesas, bandas, autocarga) va mucho más allá de la estética. Es el motor que acelera el metabolismo basal. Cuanto mayor es el porcentaje de masa muscular, más calorías quema el cuerpo incluso estando en reposo.

Beneficios clave: La fuerza no solo impacta en la figura, sino en la salud interna. Revisiones científicas respaldan su eficacia para reducir la peligrosa grasa visceral y hepática, además de mejorar la sensibilidad a la insulina y la densidad ósea. La fuerza es la inversión para mantener los resultados.

El entrenamiento concurrente

La evidencia científica es clara: para lograr una composición corporal óptima —perder grasa sin sacrificar músculo— la combinación de ambos tipos de ejercicio es la solución más eficaz. Cardio y fuerza, juntos, potencian la pérdida de grasa al máximo.

La recomendación práctica de JG Fitness es un equilibrio que asegura resultados sostenibles:

  • Fuerza: Entrenar con resistencias de 2 a 3 veces por semana.
  • Cardio: Añadir de 2 a 3 sesiones semanales de cardio moderado o, de forma alterna, de alta intensidad (HIIT).

En JG Fitness enfatizan que, más allá del tipo de ejercicio, la constancia y la personalización del plan son esenciales. No se trata de seguir modas, sino de diseñar un programa que se adapte al estado físico y a los objetivos de cada persona.

En definitiva, Ada Rodríguez, entrenadora personal de JG fitness concluye: “Cardio y fuerza no son enemigos. Son los aliados perfectos para transformar la composición corporal de forma inteligente. El éxito no está en eliminarlos, sino en equilibrarlos y acompañarlos siempre de una nutrición adecuada. En JG Fitness entrenamos con evidencia y sentido común para obtener resultados reales”.