Durante siglos, lavarse las manos fue un gesto funcional, poco glamuroso y más asociado a la higiene que al placer. Hasta que llegó Trudon.
Con esta línea de jabones y recargas, la histórica casa francesa demuestra que el lujo no está en lo excepcional, sino en lo cotidiano bien hecho. Y que lavarse las manos -por higiene, por placer o por puro fetichismo estético- puede ser el mejor momento del día.
EL JABÓN COMO OBJETO DE DESEO
DOS FRAGANCIAS, DOS HUMORES
MÉDIE
Una sinfonía cítrica con alma amaderada, fresca como un rayo de sol a través de los limoneros. Creada por Yann Vasnier, esta fragancia hespéride transforma la rutina en una escapada al Mediterráneo.
VIXI
Un paseo aromático por un bosque sagrado, donde la salvia, el jazmín y el sándalo se mezclan como un mantra olfativo. Creación de Émilie Bouge, esta fórmula amaderada tiene el poder de reconectar con uno mismo (sin necesidad de un retiro en Bali).
LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA DE LAS RECARGAS
¿Y qué sucede cuando el frasco se vacía? Trudon responde con sus refills de 500 ml (52€), elaborados con las mismas fórmulas de alta perfumería, para rellenar los frascos de 350 ml más de una vez. El resultado: menos residuos, más belleza, y la misma calidad de siempre.
CONSEJOS DE USO POCO OBVIOS (Y MUY REALES)
Según los expertos de la maison:
- Un frasco de Trudon en el baño invita a lavarse las manos más veces. Higiene compulsiva, pero con clase.
- Perfuma las toallas pequeñas con una gota del jabón antes de colocarlas en el tocador. Un ‘efecto spa’ inmediato.
- Coloca el frasco sobre una bandeja de mármol o madera natural. El contexto visual potencia el valor percibido del gesto.
Precio jabón: 85€ / 350ml.
Precio recarga: 52€ / 500ml.