Estímulos constantes y actividades en bucle: vivimos en la era de la multitarea y, a veces, en una sucesión de experiencias y emociones que se suceden sin parar. La sociedad de la acción y de la sucesión de estímulos, que nos lleva al agotamiento. ¿Cuántas veces te han preguntado “cómo estás” y has respondido que “cansado”?

Y ni siquiera identificamos qué tipo de cansancio es, o cómo podríamos dejar de sentirlo. Un 26% de los españoles sufre fatiga física y un 22,2% de tipo mental, según un estudio de Sigma Dos; las mujeres, al parecer, son más propensas a ambos. Pero existen más tipos de cansancio, tal y como desvela el nuevo programa Descanso de la app de meditación Petit BamBou.

Y no todos se solucionan durmiendo, el remedio rápido al que recurrimos casi todos cuando podemos.

El cansancio, la punta del iceberg

Dejando a un lado el síndrome de la fatiga crónica, catalogado como enfermedad, la espiral de actividades en las que nos sumergimos en el día a día entre trabajo, familia, amigos y ocio puede llevarnos a un agotamiento psicológico. Llegados a este punto es importante parar y observar.

Como explica la psicóloga y colaboradora de Petit BamBou Ananda Ceballos, “el cansancio es la punta del iceberg de una queja que tiene muchas facetas y que puede estar relacionada con numerosos factores: carencias nutritivas, tensiones familiares, conflictos en el trabajo, falta de sueño, ansiedad, depresión… Etc. Sea cual sea la causa, en el origen de la queja se encuentra siempre un desequilibrio entre lo que necesitamos conseguir y lo que nos sentimos capaces de hacer”. La fatiga en sí es un síntoma, revela la psicóloga; y no es esta en sí lo que hay que tratar, sino su causa; por ello es fundamental identificar el tipo de fatiga.

Modo stop

Es raro que aceptemos no hacer nada. Y, sin embargo, es durante esos momentos cuando nos dedicamos tiempo a nosotros mismos, para volver a centrarnos en nuestras necesidades. Cuando pasamos del modo acción al de observación podemos escuchar los mensajes que nos transmite el cuerpo.

Y no, para descansar la solución no es siempre dormir, sino recentrarse. La meditación nos ayudará a identificar nuestra necesidad de descanso. “Es importante no tener miedo del vacío y del silencio, de lo que a veces llamamos tiempos muertos, porque es entonces cuando nuestro cuerpo y nuestra mente se pueden regenerar profundamente”, aclara Ananda Ceballos.

Tipos de cansancio

Las clases de cansancio, siete en total, son el reflejo de las distintas funciones corporales que utilizamos durante el día. El programa “Descanso” de Petit BamBou desvela siete formas también de descansar aplicadas a cada tipo de cansancio. Como añade Ananda, “la meditación nos ayuda a hacer balance y ver cuál es así como a identificar el descanso que necesitamos en función de nuestro estado físico, emocional y sensorial”.

  • Descanso físico. Escaneo corporal y respiración. Según la colaboradora de Petit BamBou, ocurre “cuando se agotan nuestros recursos corporales”. Y es que el cuerpo está sometido a una gran tensión durante el día entre tantas tareas. La meditación destinada al escaneo corporal realiza una especie de masaje interior que relaja los músculos, la tensión y la mente.
  • Descanso Sensorial. Menos estímulos. Para ello dirigimos la atención sensorial hacia dentro en lugar de hacia afuera, lo que permite que la mente se proteja de la agitación externa. Esta es una meditación tradicional hindú la encontramos sobre todo en el yoga nidra.
  • Descanso mental. Pensamientos como nubes en el cielo. El objetivo es dejar pasar los pensamientos visualizando nubes en el firmamento, utilizando una metáfora oriental.
  • Descanso emocional. Respirar con las emociones. Cuando las emociones se expresan con demasiada intensidad o frecuencia pueden causarnos fatiga, sobre todo si somos especialmente sensibles. Para conseguir descanso emocional conviene “escuchar” nuestras emociones y aceptar sus mensajes.
  • Descanso relacional. Regresar a uno mismo. Cuando atravesamos un periodo de conflicto con alguien, implicamos una gran parte de nuestra energía psíquica, lo que puede llevarnos a sentir fatiga relacional. La meditación puede contribuir a volver a centrarnos en nuestras necesidades.
  • Descanso existencial. Volver a nuestros valores. Al perder el sentido de la vida, sea por experimentar un conflicto de valores, una desmotivación, una sobrecarga de tareas, o por volcarse en los demás y olvidar nuestras necesidades podemos dejar de encontrarle sentido al mundo en el que vivimos. El punto de inflexión está en acercarnos a nuestros valores más profundos, motores de nuestra vida.
  • Descanso creativo. Intuición. Cuando nos enfrentamos a nuevos desafíos, utilizamos nuestros recursos creativos de forma intensiva y, casi siempre, es la mente la que responde, sin escuchar lo que nos sugiere el inconsciente. La fatiga creativa llega cuando solo usamos la mente para encontrar una solución. La meditación para este descanso deja la razón a un lado y recurre al inconsciente, lo que lleva a una respuesta más sensorial basada en la intuición.