Un vino es como una persona, tiene cuerpo, olor, alma  y corazón. Los vinos se impregnan del  carácter y del temperamento  de los que lo hicieron posible, y de estos, nacen los  vinos con personalidad. Es como si se tratara de unos genes especiales  que desprenden los creadores de sus  manos, del epitelio olfatorio y de las papilas gustativas.

De todo viticultor, pasa a la cepa su ADN. Pasan sus recuerdos, su amor, sus historias, sus esfuerzos…Por esta causa, cada vino es diferente, como lo somos las personas, y por eso, el que es bueno es bueno, sin más.

Las personas con bondad no pasan de moda sólo porque otras nuevas hayan llegado. A los vinos les pasa igual, si son de calidad, no pasan de moda aunque lleguen otros.

Es importante estar formado en el arte del vino para recomendar uno u otro, pero con ser una persona de sensibilidad, creatividad y honestidad, se sabrá si un vino es bueno o no, ¿por qué creo que esto es posible?  Pues porque un vino te gustará o no. Si te gusta y si disfrutas con él, hiciste una buena elección, es correcto y será tu vino bueno, el que recomendarás a tus amigos y allegados, o simplemente lo contarás.

Para elegir tu vino bueno y explosionar con el gran evento que se creará en tu paladar y en el resto de tus sentidos, tienes que probarlo con un vino creado por una persona que transmita todas sus cualidades a sus uvas, a su tino y a sus botellas.

Por eso, no podía dejar de presentaros a una creación a partir de un ADN lleno de visión, sueños, esfuerzos y profesionalidad. Déjenme presentarles a la bodega  “Casar de Burbia”, y su historia escrita por ellos mismos en su web http://winefrombierzo.com/ , y de la que yo me hago eco en gran medida.

Desde 1998, está establecida en un entorno envidiable y con mucho encanto. Hablo del término de Carracedelo, en la comarca del Bierzo, provincia de León.

Casar de Burbia, es una de las bodegas de la D.O del  Bierzo, y la crítica a nivel mundial que ha recibido es de máxima atención de forma muy favorable. Esto, entre otras cosas, ha hecho que  sitúe a esta región leonesa en un lugar  destacado en el mapa vitivinícola, no sólo en España, sino internacionalmente.

La historia de Casar de Burbia es entrañable. Es una firma familiar que debe su éxito a la perseverancia de Nemesio Fernández Bruña, el padre de Isidro. Éste, desde finales de la década de los ochenta, comenzó a adquirir viñedos viejos y prácticamente abandonados de la variedad autóctona Mencía, en las mejores zonas de la comarca, especialmente en el bello entorno de Valtuille de Arriba. Nemesio, natural de Galicia, lo hizo a contracorriente de sus vecinos porque en aquella época, gran parte de los agricultores del Bierzo se deshacían de sus cepas porque no producían apenas beneficios.

La dirección técnica y la gerencia pasa a manos de Isidro Fernández Bello, tenaz ingeniero agrónomo que ha sabido trasladar el potencial de esos viñedos. Actualmente, debido a la perspicacia de Isidro y a la cada vez mayor influencia francesa en su labor enológica, Casar de Burbia se ha convertido en unas de las últimas bodegas fetiche españolas. (Visiten su web)

Cuando llamé a Isidro para contarle que yo era la persona que iba a escribir sobre su bodega, él se encontraba podando cepas, y pocos minutos antes había estado llenando tinos, actividad que hacía tiempo que no ejercía por su trabajo intenso de gerente, pero como él me dijo: “hay que trabajar bastante pero no olvidar”.

Lo dice un hombre que siente la tierra, (de hecho, su hija al nacer, recibió el nombre de Mencía), y que cree que sin tener sueños no se puede vivir.

-María Sánchez: De tus vinos…

-Isidro Fernández: Tenemos producción limitada. Llegar lejos está bien, pero que sea porque nos gusta, y eso es lo que hacemos desde Casar de Burbia. No quiero comprar uvas, quiero estas y mantener la calidad. Vamos despacito, nuestra filosofía es seguir siendo eficientes, mantener esto, y disfrutar de esto. Busco mantener el equilibrio en mi vida, y disfrutar de mi vida, no crecer de forma ambiciosa sino en lo personal. Sobre el vino en general, tengo claro que un gran vino es perenne, no es caduco, te puede gustar o no, pero un gran vino no deja de serlo por modas que vengan o se vayan.

-María Sánchez: Haces un homenaje constante a tu padre, Nemesio.

-Isidro Fernández: “Tebaida Nemesio”, de hecho, es un vino en su honor. Mi padre fue un visionario y trabajó muy duro y mucho, me enseñó todo. He pasado momentos muy duros y lo recuerdo perfectamente, sobre todo hoy, que mientras podo me relajo y miro hacia atrás. Mi padre hipotecó su casa para realizar su proyecto, empezamos de cero. Él, un día, mientras trabajaba arreglando las vallas de la carretera, descubrió estas tierras y así empezó todo.

-María Sánchez: Sobre las críticas que puedan hacer a tus vinos, ¿qué me dices?, porque hay quienes se ponen a escribir sin valorar antes, y que pueden hacer mucho daño e incluso jugar con el trabajo de familias que viven de una bodega, y es que no deja de ser opiniones de una persona que tiene gustos personales, sus gustos, no el de todos los posibles consumidores de ese vino.

-Isidro Fernández: Es increíble poder hacer feliz a la gente con un vino. Es que, ver que da satisfacción, es muy gratificante. Eres lo que la gente diga, lo que les gusta. Hay que mantener la calidad, y no se puede olvidar el producto aunque haya otras cosas qué hacer, porque es por esas personas que beben nuestros vinos, y por los que lo hagan en un futuro, por las que debemos mejorar siempre. Me gusta leer o escuchar a los que han probado nuestros vinos.

-María Sanchez: Yo llevé una botella de Casar, Mencía, a una entrevista que hice a un experto en vinos, se nos unieron un cocinero que, además es formador y un pastelero, tras probar vuestro vino, se llevaron la botella para comer con ella, y todo eran halagos por parte de ellos.

-Isidro Fernández: Cómo no me va a gustar oír estas cosas. Es que, es por todas esas personas la razón de dar calidad. Son las personas que me importan y hacen que me guste más cada día lo que hago.

-María Sánchez: Tienes clientes fieles fuera de España, por lo que he leído en prensa.

-Isidro Fernández: La verdad que nuestros vinos están siendo muy aceptados, en Hong Kong y Suiza bastante, como dato.

-María Sánchez: Cuéntanos algo más de ti, por favor.

-Isidro Fernández: Lo anterior. Quiero mantener el equilibrio entre trabajo y vida personal, disfrutar de lo que hago y de mi familia, tal vez volver a los inicios y buscar a esa Dulcinea (metáfora) que quizá no exista, pero, a veces, crecer es eso, a lo mejor no llegar a metas lejanas, pero sí el hecho de que lo intentes y, mientras lo haces, dormir bien por las noches, que es importante. 

Es mucho lo que se puede escribir sobre la historia de las personas que componen la bodega de Casar de Burbia, y espero seguir haciéndolo,  porque no quiero dejar de seguir el rastro de personas tan comprometidas con la vida, al fin y al cabo es de lo que se trata, del ADN.