Gaimo nació en 1978 por la ambición de una pareja riojana, Jose Luis Iturriaga y Esmeralda, quienes se embarcaron en abrir un pequeño taller artesanal de alpargatas en Arnedo, con la aspiración de convertirse algún día en una marca de calzado de éxito, que a día de hoy cuenta con más de 120 trabajadores con unos valores que se han ido forjando a través del tiempo y de los años.

En el ADN de la marca se refleja tradición artesanal, calidad y trabajo hecho a mano con diseños contemporáneos. Cuarenta años después, la combinación de vanguardia y tradición sigue siendo hoy en día la esencia del calzado Gaimo. Además, sus diseños se pueden encontrar en todo el mundo, en los escaparates de más de 200 países.

Gaimo es una marca internacional que proviene de un negocio familiar y local, con un proceso de fabricación que aúna técnicas tradicionales e innovadoras para garantizar la calidad, comodidad y durabilidad de los zapatos Gaimo. Su fundador cuenta que “conocía el valor de la tradición artesanal de la región, pero también sabía que con tecnologías innovadoras podríamos aspirar a fabricar un producto de máxima calidad que aunara lo mejor de ambos mundos”.

El pequeño universo de Gaimo se compone de materias primas naturales, diseños puros y elegantes que reflejan simplicidad y emoción. Entre las prioridades de la marca, la comodidad está en primer lugar ya que “un cliente puede enamorarse de un zapato por muchas razones, pero sin la comodidad el resto no funciona”.

Cada temporada, nuevas inspiraciones y tendencias inundan sus colecciones, pero todas ellas tienen en común las maravillosas imperfecciones del trabajo hecho a mano. El diseño artesanal es, en última instancia, el sello de identidad de Gaimo.

Diseños con identidad propia, que parten de la calidad de los materiales y de la atemporalidad ya que se basan en la belleza, la comodidad y la feminidad. Para conseguirlo utilizan hormas cómodas y plantillas muy acolchadas y además, desarrollan cada pieza con materiales sostenibles y de la forma más ecológica posible, con el objetivo de preservar la calidad de las pieles y los tejidos para que el color y la textura no tengan ninguna impureza o imperfección y mantengan la esencia de cada zapato.

Siempre hemos creído que para crear un yute con identidad propia tenemos que partir de la calidad de los materiales y de la atemporalidad. Nuestros diseños se basan en la belleza, la comodidad y la feminidad. Para conseguirlo usamos hormas cómodas y plantillas muy acolchadas, que nosotros mismos probamos primero. La calidad y la responsabilidad son esenciales en todos nuestros diseños, por eso desarrollamos cada pieza con materiales sostenibles y de la forma más ecológica posible.” comenta Esmeralda Iturriaga, diseñadora de la firma.

En Gaimo fabrican más de 300 modelos cada temporada, de materiales diferentes que se comportan de forma distinta. Por eso, las labores para coser y terminar las piezas que componen la parte superior de cada zapato requieren de mucha concentración y atención al detalle, ya que es un trabajo muy manual. En este proceso la tradición, la experiencia y las manos son fundamentales, ya que se trata de un trabajo en cadena en el que intervienen más de 40 personas.

Cada zapato cosido a mano es diferente y único, como cada artesano. Para nosotros un par de alpargatas es una pieza única, personal y que requiere un gran trabajo, ya que se tardan unos 40 minutos en el cosido y siempre tenemos en nuestra mente a la persona que los va a llevar. Los maestros y maestras que cosemos ponemos toda nuestra experiencia, paciencia y amor en cada creación, como quien pinta un cuadro o escribe una poesía. Es un trabajo muy especial, con carácter propio”, cuenta Jose Miguel Sainz, maestro artesano del cosido a mano.

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